DOS HERMANAS SIAMESAS

Colombia y Venezuela son hijas del mismo padre y por su condición territorial están intimamente unidas. Es decir, son dos hermanas siamesas. Y como siamesas al fin, lo que le pase a una indudablemente que afecta a la otra.

Visto todo desde ese punto esencial, como siamesas no pueden separarse. Sus cuerpos, sus historias, sus cosas buenas y las no tan buenas, tienen, aunque no quieran, que soportarlas juntas y buscar la mejor solución a sus diferencias políticas, económicas, sociales y de toda índole.

Colombia, como hermana siamesa de Venezuela, no debe hacer nada que perjudique a la cuna de Simón Bolívar. Y Venezuela, como hermana siamesa, de Colombia, no debe hacer nada que perjudique a la tierra de Nariño. Los siameses no se dañan el uno al otro.

En consecuencia, desde DE PUERTA EN PUERTA, exhortamos a los dos gobiernos Bolivarianos, que utilicen la verdad, la sinceridad, la mejor de las diplomacias y todo cuanto esté de ambas partes, para solucionar lo antes posible las diferencias que hoy enfrentan y restablecer de nuevo las relaciones bilaterales.

La única manera de separar a dos siamesas, es a través de una complicada cirugía. Y aunque la pericia de los galenos sea excelente, es posible que una de ellas muera. Y en este caso, ni Colombia ni Venezuela pueden darse el lujo de morir, con la aplicación de esa peligrosa cirugía, porque esas siamesas, están unidas tan intimamente, que solamente tienen un solo higado, un solo pulmón y un solo corazón. En virtud de ello, el trabajo de los cirujanos, no garantiza la vida de ninguna de las dos. La guerra y la violencia son las armas de los tontos.